viernes, 22 de abril de 2011

¿Prisión preventiva o pena de muerte? [2a. Parte]

 Los prejuicios de Ignacio Burgoa le hacen ver el proceso de Cristo como el proceso -y el consecuente castigo de Jesús- por “un delito” y no le permitieron verlo como un acto de penitencia: “…es decir, en el sentido de obras de contrición, que conducían a una reconciliación de la víctima con el ofensor. Dado que Cristo, como representante del hombre, se había ofrecido a sí mismo como propiciación por el pecado del hombre, quedó restaurado el honor de Dios, que así pudo reconciliarse con el hombre.” (Berman, 2001:193).
Sin rodeos, las trampas en las que cayó el distinguido profesor mexicano fueron: por una parte confesarse cristiano y querer hacer un estudio a-religioso; y, por la otra, a partir de la primera decisión, afanarse en hacer un estudio eminentemente jurídico en lugar de buscar la colaboración del historiador del derecho. Si tal cosa hubiera hecho, habría caído en la cuenta de que el Estado de derecho, con cuyas categorías quiso aproximarse al proceso de Cristo, es un producto de la era moderna.
No obstante todo lo anterior, hay algo que en su libro llama poderosamente la atención. Del último capítulo La crucifixión y el destino de Pilato, conviene retener, para los efectos de esta Entrada, el juicio que emite para referirse a la pena de muerte por crucifixión: “Pero la crucifixión también era en la antigüedad histórica, la manera más cruel y despiadada de ejecutar la pena de muerte. Su abominable y horrenda implicación sobrepasa en crueldad a todas las formas que la perversidad humana ha inventado para cumplir la sentencia que la hubiese decretado.”
¿Cuál es, en la era contemporánea, la manera más cruel y despiadada de ejecutar la pena de muerte? Un pensamiento negro llegó al instante: en América Latina la manera más cruel y despiadada de ejecutar la pena de muerte en los tiempos que corren es la prisión preventiva que se le aplica a una persona presuntamente inocente y sin que medie una sentencia. Pero, tras de él, se sucedieron las interrogantes: ¿Pena? ¿Pena de muerte? ¿Cruel y despiadada? La reseña se concluyó cuando fluía la noticia sobre los motines en el reclusorio local de Tijuana, Baja California, 28 muertos y 45 heridos. (Martínez, 2008).
En la Web
MARTÍNEZ, Julieta (Corresponsal). “28 reos muertos tras motín en La Mesa, aseguran testigos”, El Universal, 19 de septiembre de 2008, México. www.eluniversal.com.mx [consultado el 19 de septiembre de 2008].

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