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Objetivos: a) distinguir el análisis del delito respecto del delito mismo; b) identificar que las conductas son representadas por un verbo, pero que no todos los verbos simbolizan conductas; c) explicar que el juez penal examina la conducta como hecho (participio pasado del verbo hacer).
El delito es una conducta. Ésta no tiene partes como tiene partes el cuerpo humano o un automóvil. La conducta –quedó establecido− es un hecho del ser humano, voluntario. “Hecho” es el participio pasado del verbo hacer, es decir, participa del verbo y del sustantivo. Por lo tanto, no hay manera de poner un hecho sobre la mesa de disecciones a imagen y semejanza del cuerpo humano. Pero, cabe admitir que mediante el análisis es posible distinguir los distintos aspectos del hecho en la idea o concepto que se tiene del mismo. Otro tanto se puede afirmar respecto del delito.
Eugenio Raúl Zaffaroni es claro a este respecto: “Estratificada es la teoría (el análisis del delito) pero no el delito, porque éste es siempre una conducta y ésta es precisamente la que se adjetiva. El análisis se estratifica (procede por partes) y, por ende, para saber si hay sustantivo que adjetivar no se toma en cuenta más que lo necesario para hacer realidad el objetivo político de consagrar el nullum crimen sine conducta.” (Zaffaroni, 2009: 61-62)
Existen ocasiones en que algunas afirmaciones parecen perogrulladas (verdad o certeza que, por notoriamente sabida, es necedad o simpleza el decirla), pero que en realidad no lo son. Hoy se encara una de aquellas, pues el delito no tiene estratos, ya que es una conducta (acción o acto). Estratificada es la teoría del delito, el análisis del delito. El asunto es que la afirmación que ocupa la atención se observa como verdad de Perogrullo una vez que se hizo referencia a ella, pero antes es muy fácil sucumbir a la confusión, pues en nuestro medio se tiene el hábito de tomar las ideas por realidades y, a veces, pensar que las ideas son la única realidad.
Los ejemplos de Zaffaroni son sencillos, didácticos. Desde la comparación de la teoría con los niveles o pisos de una casa, hasta el caso del elefante que utiliza en su Estructura Básica del Derecho Penal:
El elefante es un animal y no es “estratificado”. Si alguien nos llama por teléfono y nos dice que cree estar en presencia de un elefante, lo primero que le preguntamos es si se trata de un animal y si nos responde negativamente descartamos sin más que se trate de un elefante. Luego preguntamos por el tamaño y si lo que nos informa no es compatible con el del paquidermo, también descartamos que se trate de un elefante, y así sucesivamente. Los pasos o estratos son analíticos (corresponden al análisis del elefante), no al elefante en sí mismo. (Zaffaroni, 2009: 62)
Todas las conductas se expresan mediante el verbo, pero no todos los verbos expresan conductas. En todas las oraciones hay una palabra que informa acerca de lo que hace o le sucede al sujeto; significan acciones o estados que suceden en un tiempo determinado; o también informan de lo que hace, dice, piensa alguien. Anacleto desayuna temprano. Bartolo posee una casa hermosa. Celia toma el autobús de las ocho. Daniel trabaja sin descanso hasta la una. Ernesto piensa en la hora de retornar a su casa. Desayunar, poseer, tomar, trabajar, pensar, son verbos, pero no todos indican acciones. Sin embargo, el juez penal examina las conductas cuando ya sucedieron. Él analizará el hecho de que Caín mató a Abel y no el que uno mata al otro.
Bibliografía
Zaffaroni, E. R. (2009). Estructura básica del derecho penal. Buenos Aires, Argentina: EDIAR.
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