"Ven, hagámoslo por nuestro pueblo" |
Resumen
Siguiendo
la pista de Luigi Ferrajoli (Ferrajoli, 2006) , con ligereza, se
hablará en este artículo de verdad
jurídica y verdad factual para
comentar una afirmación de Eugenio Raúl Zaffaroni en México. Él dijo, eso sin
ligereza alguna, “Lo que se está viviendo (en México) es un verdadero
genocidio”. La dificultad radica en que lo afirmó con fiebre y entonces parece
que la aseveración fue emitida por una mente calenturienta.
Introducción
El
propósito expreso de esta Entrada es
hablar del dolor de nuestro pueblo, pero ante todo y sobre todo el tema es la
sublimación del dolor. El tema del dolor en criminología también fue abordado
por Nils Christie en otro momento y con propósitos distintos (Christie,
1988) .
Este tema que abruma a nuestra región ya había sido expuesto con anterioridad
por Eugenio Raúl Zaffaroni (Zaffaroni, 2003).
Sin
embargo, recientemente y brevemente el autor argentino vuelve a recordarlo: “Lo
que se está viviendo (en México) es un verdadero genocidio. Un genocidio por
goteo. Sumen 10 años de muertos y tendrán una pequeña ciudad. Una Hiroshima o
Nagasaki hechas con un poquito más de paciencia. El genocidio no deja de ser
genocidio por el hecho de que se continúe en el tiempo, lentamente”[1].
Solamente una advertencia, este artículo no es una apología de lo dicho por
Zaffaroni (él no lo necesita) sino que es la defensa de una tesis personal que
involucra al Profesor argentino.
“Yo como digo una cosa, digo otra”
En
días pasados, un amigo narró una escena de 1968 que hizo comprender el problema
de que te muevan el tapete. El problema, explicado magistralmente por Antonio
Beristain (Beristain
Ipiña, 2004, pág. 65 y ss) , fue mostrado por
Heráclito en dos palabras: todo fluye.
No se alarme el lector, pues la presente Entrada
no se eleva a las alturas filosóficas —se
carece de la formación necesaria para ello—
para intentar aclarar si es un enunciado que expresa o que contiene una
inviabilidad de orden racional. Como en otras ocasiones se trata de una visión
pre-filosófica, en ras de suelo, y se deja la aporía a los filósofos de
profesión.
Pero,
sumar 10 años en México es quedarse cortos, como que se estaba rememorando
1968. Dos amigos que rememoran juntos una escena de 1968 en marzo de 2015 ya
están viviendo horas extras y no pueden menos que también sentir el dolor de
tener que comenzar a decir el adiós a este mundo y a su historia. Los días son
propicios para considerar que la materia tiende al reposo, el espíritu al
movimiento. El triunfo parece pertenecer a la materia, ya que "Polvo eres
y en polvo te has de convertir".
Por
tanto, el yo es siempre actual, es siempre vivo, presente y real. Por otra
parte, le pertenece todo el fluir de vivencia, todo lo que se encuentra ‘detrás
de él’ y ‘delante de él’, donde alguna vez ha estado vivo y donde estará vivo.
Precisamente a este todo llamamos ‘su vida’. Y este todo, en cuanto todo, no es
actual; solo lo que está vivo en cada ‘ahora’ es presente realidad. Por tanto,
la vitalidad del yo no abarca todo lo que es suyo; es siempre vivo en la media
en que existe, pero su vitalidad no es la del acto puro que abarca su ser
entero; es temporal y progresa de un momento a otro[2]
Referir
a Edith Stein es para de enfatizar el propósito de este artículo, pues el
mérito de esta mujer y filósofa extraordinaria es el hecho de sublimizar el
dolor. De cara al acto genocida ella pronuncia una frase que merece ser grabada
en piedra, camino de Auschwitz, ella expresa a una hermana religiosa: “¡Ven,
hagámoslo por nuestro pueblo!”.
Sin embargo, hay una cuestión: ¿Acaso no se pasó de
la raya el Profesor argentino? Ante el raudal de fosas clandestinas y su
testimonio nadie osaría negar las matanzas que se han dado en México, pero el
calificativo de “genocidio” en verdad parece el fruto de una mente
calenturienta. Veamos:
Eugenio
Raúl Zaffaroni no es como aquel personaje <<la Chimotrufia>> de
Roberto Gómez Bolaños, humorista mexicano, que como decía una cosa, decía otra. Pero, Zaffaroni sí es un ejemplo
de lo que significa la profundización en el conocimiento y que implica
descartar hipótesis ya planteadas y, en ocasiones, desconocer algunas tesis, es
decir, reconocer que aquello que se sostuvo como verdadero no era tal.
El
genocidio está tipificado como delito [Ver en este blog Entrada de fecha 10 de noviembre de 2014]. Entonces, uno se
pregunta, cuando sin que medie un juicio seguido ante los tribunales
previamente establecidos y conforme a las leyes expedidas con anterioridad al
hecho, Zaffaroni califica las matanzas ocurridas en México como “genocidio”,
¿Él está aceptando el concepto material del delito, al que se había opuesto con
sólidos argumentos?
A este respecto la reflexión del autor del blog es
cosa publicada (Martínez
y Martínez, 2014, pág. 404 y ss.) . La reflexión nos
muestra que el razonamiento expuesto tiene el siguiente orden:
a) El pensamiento dominante, a la
luz del principio de legalidad, acepta dos conceptos de delito, uno formal que
construye la ley penal y otro material que es anterior a los códigos penales.
b) El concepto material del delito
proporciona al legislador criterios político-criminales acerca de las conductas
que se deben penar o no penar.
c) El pensamiento emergente [él de
Zaffaroni] solamente acepta el concepto formal de delito que no se puede ni se
debe construir de espaldas a los datos de realidad.
d) El pensamiento emergente sustenta
un principio material de legalidad que consiste en la ofensividad, por lesión o
peligro concreto, a por lo menos un bien jurídico.
e) La importancia de afirmar que la
“ley” es texto (o discurso) estriba la posibilidad de afirmar su racionalidad
siempre subordinada a la realidad.
Es menester darle otra vuelta a las cosas y tratar de
comprender otro enfoque de la teoría del derecho, o más en general de la
ciencia del derecho, dentro de la cual la clave es la noción de “experiencia
empírica”, entendida como “…el conjunto de hechos que en el lenguaje común
llamamos ‘hechos observados’, sean cuales fueren los instrumentos, los métodos
y los procedimientos usados para su observación.” (Ferrajoli, 2006, págs. 20-21) . De dónde se sigue
la pregunta ¿Cuáles son los “hechos observados” de la teoría del derecho y más
en general de la ciencia jurídica?
A partir de dos respuestas diferentes a la última cuestión planteada, Luigi
Ferrajoli distingue la verdad jurídica
de la verdad factual. La primera, que
emplea como método el análisis del lenguaje legal, corresponde a la dogmática
jurídica, cuyos hechos observados son las normas jurídicas y que, por esto, la
teoría del derecho merece el nombre de “normativista”. En cambio, la verdad factual, utiliza como método la
observación sociológica y, por lo tanto, corresponde a la sociología jurídica,
cuyos hechos observados son los fenómenos jurídicos y, por esto, la teoría del
derecho se denomina “realista”.
La conjetura que se arma en la Entrada de este Blog, es
que Eugenio Raúl Zaffaroni, a pesar de la fiebre, conservó la lucidez que le es
característica y su afirmación pertenece a su criminología, que es una
aproximación desde el margen respecto al poder central y que le cuadra bien a
esa teoría realista del derecho que es de índole sociológica (Zaffaroni, 2003) . Además, corresponde al dolor de la
realidad que vivimos los mexicanos.
Conclusión
El genocidio es un tipo delictivo conforme a lo que
establecen las leyes mexicanas y el Estatuto de Roma. Ciertamente, afirmar como
verdad jurídica que las matanzas ocurridas en México son genocidio exigiría un
juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos y conforme a las
leyes expedidas con anterioridad al hecho. Pero, estamos ante hechos observados
conforme a la observación sociológica y no existe otro vocablo para designarlos
que la misma palabra “genocidio”, ponerse a buscar otra voz significaría un
eufemismo o, lo que es igual, querer tapar el sol con un dedo. Ante esta realidad
es necesario sublimizar el dolor y ponerse a construir soluciones. Para tal
sublimación, solamente se nos ocurre un modo: “Ven, hagámoslo por nuestro
pueblo”.
Bibliografía
Beristain Ipiña, A. (2004). Protagonismo de las
víctimas de hoy y mañana (Evolución en el campo jurídico-penal, prisional y
ético). Valencia, España: Editorial tirant lo blanch.
Christie, N. (1988). Los límites del dolor. (M.
Caso, Trad.) México: Editorial del Fondo de Cultura Económica.
Ferrajoli, L. (2006). Epistemología jurídica y
garantismo. México: Distribuciones Fontamara S. A.
Martínez y Martínez, S. (2014). Proceso Penal
Acusatorio. Interpretación de la ley y Argumentación jurídica. Xalapa,Veracruz,
México: Universidad de Xalapa.
Zaffaroni, E. R. (2003). Criminología. Aproximación
desde el margen. Bogotá, Colombia: Temis.
[1] http://www.paginapopular.net/mexico-ha-vivido-en-10-anos-un-verdadero-genocidio-por-goteo-afirma-el-ex-juez-zaffaroni/
[2] http://www.philosophica.info/voces/stein/Stein.html#toc7
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