lunes, 3 de noviembre de 2014

Perfil del Hombre y la Cultura en México

 
 
Derechos Humanos y Justicia
 
 
Aconsejaba un profesor: <<si a ustedes les llama la atención la idea de un autor, no lo copien sino expresen esa idea, pero con sus propias palabras>>. Se estaba aprendiendo a poner en práctica este consejo de la sabiduría, cuando otro profesor se coloca en las antípodas del primero y aconseja: <<si les gusta la idea de un autor, expresen esa idea, pero con las palabras del autor y, por supuesto, noten la referencia>>.
Hoy se pone en práctica el consejo de la sabiduría expresado en último término. Al cursar la Maestría en Ciencias Penales, llamó la atención de sobremanera la presentación que de Samuel Ramos y su libro El perfil del Hombre y la Cultura en México (Ramos, 1979) hiciera el criminólogo mexicano Luis Rodríguez Manzanera (Rodríguez Manzanera , 1979, pág. 402 y ss.).
Las siguientes son sus palabras:
Uno de los autores que con mayor precisión (y crueldad) ha explorado el alma del mexicano es, sin lugar a dudas, el maestro Samuel Ramos (1897-1959).
De su obra nos ocuparemos principalmente de El perfil del Hombre y la Cultura en México, por su aplicación criminológica.
Rodríguez Manzanera es psicólogo, abogado y criminólogo (aunque también se le podría calificar como “victimólogo”). Este autor ubica a Samuel Ramos dentro de la dirección psicológica de la Criminología e informa que los psicólogos buscan descubrir esos móviles ocultos en los lugares más recónditos de la mente humana, y en su inquietud constante, aportarán notables conocimientos y nuevas técnicas a la ciencia criminológica.
Cedamos, pues otra vez la palabra al criminólogo mexicano, pero evitando las interrupciones:
En su capítulo Psicoanálisis del mexicano [Samuel Ramos] parte  de la idea de un complejo de inferioridad colectivo, producto de siglos de mestizaje, colonización y dominio.
Para su análisis, el maestro Ramos divide la población en cuatro: el indígena, el “pelado”, el citadino y el burgués.
El “pelado” representa las clases más menesterosas de la sociedad, “en la jerarquía económica es menos que un proletario y en la intelectual un primitivo”, como la vida le ha sido hostil por todos lados, su actitud ante ella es de resentimiento.
Es un individuo que lleva, como su nombre lo indica, su alma al descubierto, sin que nada esconda en sus más íntimos resortes.
Vive en una constante irritabilidad que lo hace reñir con los demás por el motivo más insignificante. El “pelado” busca la riña como un excitante para elevar el tono de su “Yo” deprimido. “Es como un náufrago que se agita en la nada y descubre de improviso una tabla de salvación: la virilidad”.
Este hombre, con dos personalidades opuestas, una real y otra ficticia, oculta, que eleva el tono psíquico de la primera, usa el “machismo” como ardid para ocultar sus sentimientos de menor valía, agrediendo continuamente.
El indígena se aparte, y es “como un coro que asiste silencioso al drama de la vida mexicana”.
El citadino tiene como característica clave la desconfianza, tiene una actitud negativista, así “la vida mexicana da la impresión, en conjunto, de una actividad irreflexiva, sin plan alguno”.
Una nota íntimamente relacionada con la desconfianza es la susceptibilidad, “ya no espera a que lo ataquen, sino que él se adelanta a ofender. A menudo estas reacciones patológicas lo llevan muy lejos, hasta cometer delitos innecesarios.”
El burgués disimula de un modo completo sus sentimientos de inferioridad, de manera que es fino y atento, con una cortesía a menudo exagerada.
Construye una imagen conforme al deseo de superioridad, lo que demanda una atención y un cuidado constante en sí mismo, huyendo de su verdadero “Yo” para refugiarse en un mundo ficticio e individualista.
Aquí, la susceptibilidad es hacia la crítica, paralizando la autocrítica, “No admite, por lo tanto, superioridad alguna y no conoce la veneración, el respeto y la disciplina. Es ingenioso para desvalorar al prójimo hasta el aniquilamiento. Practica la maledicencia con una crueldad de antropófago”.
Como puede observarse en este apretado resumen, la obra de Ramos está llena de conceptos de gran utilidad para la comprensión de las motivaciones  psicológicas de la criminalidad en México.
La reseña de Luis Rodríguez Manzanera ofrece mucha materia para pensar. Pero, para los efectos del estudio de un derecho penal intercultural, conviene retener la imagen de “[…] un coro que asiste silencioso al drama de la vida mexicana”, los pueblos indios o, mejor aún, la cultura indígena que hasta hace muy poco era aún una cultura silenciosa.
En esta perspectiva afirma Guillermo Michel, la rebelión que nació en el corazón de la Selva Lacandona puede ser interpretada, percibida, como una verdadera epopeya cuyos personajes sin nombre y sin rostro nos invitan desde el silencio, desde el exilio, desde su vivir como extranjeros en su propia patria, en la nuestra a acompañarlos en su camino, para alcanzar justicia, libertad, democracia, pero sobre todo para hacer que se respete nuestra dignidad de humanos (Michel, 2001, pág. 107)

Bibliografía

Larrauri, E. (2006). La herencia de la criminología crítica. México: Siglo XXI Editores.
Le Fur, L. y. (1967). Los fines del derecho: Bien común, Justicia, Seguridad. México: UNAM.
Michel, G. (2001). Entrelazos. México: Universidad Autónoma Metropolitana.
Ramos, S. (1979). El Perfil del Hombre y la Cultura en México. México: Espasa Calpe Mexicana, S. A.
Rodríguez Manzanera , L. (1979). Criminología. México: Editorial Porrúa S. A.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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