lunes, 1 de febrero de 2016

La certeza en el banquillo de los acusados

Todo lo que es verdad, y sólo eso, es evidente.

Resumen


En la sesión de trabajo del grupo de la Maestría en Sistema Penal Acusatorio y Adversarial de la Universidad de Xalapa (30 de enero de 2016), dentro de la asignatura Los Derechos Humanos en el Sistema Penal Acusatorio y Oral, el tema debió ser “la historización de los Derechos Humanos”. Pero, dicho tema no se desarrolló a causa de un debate en torno a la noción de <<demostración>> que formaba parte de la introducción al tópico de estudio.

Para muestra un botón

El asunto consistió en sentar en el banquillo de los acusados nada menos que a una dama: la certeza. Al permitir que el debate creciera, la idea principal del profesor fue mostrar que en un proceso judicial –como estaba ocurriendo en el salón de clases- todas las partes son sujetos que tienen un interés opuesto a otro. La diferencia es que en el aula simplemente se le da razón a quien la tiene, pero en la vida real intervienen, además de los intereses, pasiones y emociones.

Aunque no se trata de una copia fiel, en la presente Entrada se trascribe una lección sobre el tema objeto de discusión. Fue de sumo interés escucharle decir a un maestro que algunas lecturas no se deben intentar traducir a palabras propias sino que se deben respetar las palabras del autor del texto que se ha leído.

Una de las enseñanzas que legó Régis Jolivet es la de los diversos estados del sujeto en presencia de la verdad, entendiendo por tal la conformidad del juicio con las cosas (verdad lógica: una aseveración está conforme con lo que es). El autor mostró que el sujeto se puede encontrar en cuatro estados diferentes en relación con la verdad: la verdad puede ser como si no existiera para él, y es el estado de ignorancia; la verdad puede aparecer como simplemente posible; y es el estado de duda; la verdad puede aparecerle como probable, y es el estado de opinión; y, en fin, la verdad puede aparecerle como evidente, y es el estado de certeza.

La evidencia no hay que probarla. Basta con hacerla ver, lo mismo que no hay argumento que es de día cuando el sol está en el cenit: basta con abrir los ojos. Toda demostración consiste en hacer brillar alguna evidencia a los ojos de la inteligencia.

En la enseñanza anterior se echa de ver que la ignorancia es un estado puramente negativo que consiste en la ausencia de todo conocimiento referente a algún objeto. Es curioso saber o recordar que la ignorancia puede ser: vencible o invencible, según esté, o no, en nuestro poder, hacerla desaparecer; pero llama más la atención la división entre ignorancia culpable o no culpable, según que se deba, o no, hacerla desaparecer.

La duda es un estado de equilibrio entre la afirmación y la negación, el cual resulta de que los motivos de afirmar son más o menos los motivos de negar. La duda puede ser (a) espontánea, es decir, que consiste en la abstención del sujeto por falta de examen del pro y el contra de algo; (b) refleja, es decir, que sigue al examen de las razones en pro y en contra; (c) metódica, es decir, que consiste en la suspensión ficticia o real, pero siempre provisional, del asentimiento a una aseveración tenida hasta este momento por cierta, a fin de controlar su valor; (d) universal, que consiste en tener por incierta a toda aseveración. Ésta es la duda de los escépticos.

La opinión es el estado del sujeto que afirma con miedo de engañarse. Al contrario de la duda, que es una suspensión del juicio, la opinión consiste en afirmar algo, pero de tal modo que no se rechacen con mucha seguridad las razones de dudar (se deja lugar para la duda). El valor de la opinión depende, por eso, de la mayor o menor probabilidad de las razones en que se funda la afirmación. Puede existir probabilidad matemática y probabilidad moral.

La certeza consiste en la firme adhesión a una verdad conocida, sin miedo de engañarse. La evidencia es lo que funda la certeza; y se la define como la plena claridad con que la verdad se impone a la adhesión de la inteligencia.

Última consideración

Aunque el juicio jurisprudencial implica siempre un conocer, su verdad propia no consiste en conocer lo que es, sino en dirigir lo que debe hacerse. ¿Qué decir ante esto? ¿Qué decir ahora?

1 comentario:

  1. Muy interesante el debate. Del conjunto de aportaciones se aprende mucho. Como bien lo menciona, la evidencia nos llevará a la certeza, luego entonces, esta en cada una de las partes poder llevar esa certeza ante el juzgador para que el pueda emitir un fallo. La importancia se recobra en este sistema penal pues deberá de contarse con una defensa adecuda y técnica, así como con una fiscalía capacitada. (Lucino)

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