lunes, 5 de octubre de 2015

El martillo de las brujas


Resumen

Alguna vez se reseñó el comentario de José Benigno Zilli Mánica dedicado a la rehabilitación de las brujas y se hizo de manera jocosa, pues al no describir el contexto histórico no se comprende el sentido de tal rehabilitación. Hoy se reproduce el comentario aquel y se agrega la enorme tragedia que trajo consigo el Martillo de las brujas, la primera obra de derecho penal y criminología, derecho procesal y criminalística.

Introducción

Uno de los elogios que se le hace a Fray Bartolomé de Las Casas es que supo mirar las cosas de los indios como un buen antropólogo. Lo cual denota que el fraile dominico supo comprender una cultura muy diferente a la suya o que, por lo menos, se esforzó en hacerlo. Hoy se quiere dedicar esta Entrada a reseñar el comentario de hace algunos ayeres, efectuado con mirada lascasiana, por Benigno Zilli Mánica y que tituló La rehabilitación de las brujas. Conviene comenzar con un texto nuclear:


Esta semiclandestinidad con que operan nuestras brujas es un resabio de las persecuciones que sufrieron en otro tiempo y de las que les ha quedado un como reflejo condicionado, porque en realidad hoy no tienen que temer. Sabemos qué están en perfecta paz y comunión con la iglesia que en otro tiempo más bien fue poco amistosa con ellas. Ahora son los “doctores” los que las quisieran llevar a la hoguera. Pero no les harán nada. No pueden con ellas (Zilli Mánica, 1980, pág. 45).

Nuestro autor se pregunta:<< ¿Y quién tiene miedo ahora a las brujas?>> y se responde que<< Nadie>>. Después explica que, al contrario, se les quiere y respeta y en esta Atenas veracruzana[1] –dice son muchas las personas que reciben sus beneficios porque sus curaciones y sortilegios sirven para todo: lo mismo te libran de un mal aire que de la mujer entrometida que te está quitando a tu marido. Enfermedades, decepciones, malas suegras –que también las hay, borracheras que no tienen para cuando, robos y desapariciones, quejidos y espantos en tu casa, pero sobre todo mujeres, mujeres malas, que se atraviesan en el camino de los hombres rectos y honorables a quienes nunca antes se les había sabido algo. Son mil y una cosas de las que uno sufre y en las que ni el médico, ni el abogado, ni el sacerdote moderno, ni nadie, te puede ayudar. ¿A quién va uno a acudir? Pues al “Centro”, porque allí sin duda te darán alivio y hasta puede que te comuniquen con seres ya de otro mundo porque la “señora” tiene poder en el cielo y en la tierra y en cosas de corrientes y maleficios ella es una experta (Zilli Mánica, 1980, pág. 46).
Conviene abonar recordando un caso en el cual, en el curso de una investigación, un fiscal contrata a una de estas “señoras” para señalar el lugar donde se encontraba el cadáver de un sujeto desaparecido y supuestamente asesinado. El asunto se conoce como el caso de “La Paca”. Aunque finalmente el fiscal no quedó muy satisfecho con los resultados, el dato abunda sobre aquello de que nuestras brujas de hoy sirven para todo.

El discurso de emergencia

Puesto que se trajo el asunto al campo de realidad actual, vale la pena preguntar: ¿Si las brujas, hoy en día no son perseguidas, ya no hay perseguidos? El asunto es muy sofisticado, pues se persigue y se lucha contra la “criminalidad organizada” por cualquier medio, como se hacía en otro tiempo con las brujas. La persecución de hoy se concretiza en un “varón feo, pobre y naco”, del cual se sospecha su pertenencia al crimen organizado.
El discurso de emergencia se actualiza: Se identifica algo dañoso que produzca miedo a la gente; se refuerzan los miedos y los prejuicios a su respecto; se magnifica el peligro hasta generar pánico social; se imputa el peligro a grupos vulnerables considerados siempre inferiores y hasta subhumanos; se desautoriza y estigmatiza a quien niega tales exageraciones e invenciones; se neutralizan los argumentos de autoridad que provienen de su propia fuente; se presenta al poder de castigar como el único medio para conjurar el peligro; se descalifica también a quien niega esto; frente a la amenaza de un peligro público tan enorme que puede hacer desaparecer la especie, muestran como razonable que el poder punitivo se ejerza sin límites frente a ella, o sea, que surge un poder de excepción sólo para estos casos; el último paso es convertir la excepción en regla y cancelar los límites para todo el poder de castigar.

El contexto histórico (Zaffaroni, Alagia, & Slokar, 2005, págs. 200-202)

La explicación comienza por afirmar que la primera aparición del discurso de emergencia tuvo lugar contra el diablo, que perdía almas llevándolas a disentir con la autoridad (herejías), lo cual ocasionó un debate sobre los poderes terrenales del demonio. El debate se cerró brutalmente con una bula papal que consagró oficialmente un libro como manual inquisitorial contra brujas, con un sofisticado desarrollo teórico, extenso y articulado. Fue el Malleus Maleficarum o Martillo de las brujas, de 1484, escrito por dos inquisidores fanáticos y alucinados: Heinrich Kraemer y James Sprenger. Este libro no sólo funda el discurso legitimante de emergencia, sino también, el del propio poder punitivo en la etapa de su consolidación definitiva.
Es la primera gran obra sistemática de derecho penal integrado con la criminología, el proceso penal y la criminalística. Llama poderosamente la atención el olvido en que posteriormente cayó el Malleus y la nula atención que le dedicaron los penalistas y criminólogos.
Esto se explica porque el saber jurídico-penal moderno ─que cubre al poder punitivo con los fines más excelsos─ no podía mostrar como obra fundacional un trabajo que racionaliza crueldades increíbles sustentadas en disparates. Tampoco podía reconocer su origen en un texto de repugnante misoginia.

Reflexión

El presente artículo está dedicado a destacar la profunda conciencia que se tiene hoy día de la dignidad de la mujer y de sus derechos. Aunque en los hechos el respeto a esa dignidad y a esos derechos se observe distante todavía, sobre todo en nuestra región.

Bibliografía



Zaffaroni, E. R., Alagia, A., & Slokar, A. (2005). Manual de Derecho Penal, Parte General. Buenos Aires: EDIAR.

Zilli Mánica, J. B. (1980). Día y Hora. Xalapa, Veracruz, México: Editoriales San José.



[1] Se refiere a Xalapa, Veracruz, México.

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