lunes, 11 de enero de 2016

Derechos Humanos y proceso penal acusatorio y oral



Resumen


La fortuna de coordinar una asignatura de la Maestría en Sistema Penal Acusatorio y Adversarial dentro de la Universidad de Xalapa, Derechos Humanos en el Sistema Penal Acusatorio y Oral, la tercera del primer cuatrimestre, colocó al autor de estas líneas en el aprieto de encontrar la perspectiva para la reflexión y se arribó a la conclusión de que ésta es [debe ser] universalizadora, concreta, situada, procesual, dialéctica y no-disgregadora.

Justificación del curso

Permita el lector narrar el inicio de un curso casi el empezar un año nuevo, el 2016 después del Cristo. Las cosas acaecieron más o menos de la siguiente manera: en la primera sesión, sábado 9 de enero, se dieron algunos rodeos sobre el título de la asignatura, se advirtió que a pesar de las apariencias nuestro curso no se ubicaba en el campo de realidad que  estudia la filosofía del derecho sino el derecho constitucional y la política (por algo la Ley Suprema del país se llama “Constitución política”). El punto de arranque era no la pregunta sobre las causas últimas de los derechos humanos sino se aceptaba que éstos eran “algo” es decir, se admitía su existencia, pero son –se decía- algo que es debido a las mayorías populares (Senet De Frutos, 1998).
Luego, se presentó el programa con la advertencia de que no se trataba de una “camisa de fuerza” sino de una propuesta para a la consideración de la asamblea, constituida ésta por un grupo de 23 alumnos interesados en aprender la práctica del proceso penal acusatorio y oral. Al momento pasó por el pensamiento aquello de que todo es teoría (Sautu) o aquello otro de que no existe nada más práctico que una buena teoría, pero al respecto se guardó respetuoso silencio.
En cambio, y ante la percepción de lo anterior, se optó por saltar el primer punto del programa e intentar tomar el toro por los cuernos, es decir, abordar de plano el problema de los Derechos Humanos. Un problema que en principio se plantea como cognoscitivo pero que el autor elegido para apoyar el estudio va a fundirlo con el problema pragmático. Así pues, se puso la confianza en el planteamiento de Ignacio Ellacuría, en la versión de Juan Antonio Senet de Frutos, y se afirmó: “Abordar el tema de los Derechos Humanos es llegar a un ambiente complejo y ambiguo.”
Se explicó la complejidad con la afirmación de que en este problema confluyen dimensiones estructurales y universales y las situaciones reales en las que los hombres desarrollan sus vidas. Con esto bastó para desatar la primera discusión del día, pues alguien entendió que se estaba negando la universalidad de los derechos humanos. Más allá de los detalles de la discusión, quien esto escribe emitió un suspiro de alivio pues se había iniciado con el curso con el pie derecho al comenzar por el principio…por el principio de contradicción.
No obstante, a la asamblea el hecho le pasó de humo, pues sus integrantes no se percataron de que su profesor les había ubicado en el terreno que mejor convenía para el éxito de la enseñanza/aprendizaje. Pero, conviene agregar que persistió una preocupación, ya que aunque todos son licenciados en derecho, una buena parte parecían “silenciados”, y, en el transcurso de la jornada no se pudo conocer ni siquiera el tono de su voz.
Se siguió adelante, ahora exponiendo la ambigüedad del problema de los derechos humanos, pues el problema tiene la propensión a ser utilizado ideológicamente al servicio no del hombre y sus derechos, sino de los intereses de unos u otros grupos. Nueva discusión. Ahora versó sobre la posturas, poniendo en evidencia las posibilidades del pensamiento ellacuriano, ya que quienes ejercían el poder en el Salvador –su tierra adoptiva- en vida a Ignacio Ellacuría S.J. le acusaron de “marxista” y de “comunista”. Quien diría que años después, en un lugar lejano, y al interior del salón de clase, alguien afirmaría que su exposición era de “izquierda”.
Se dieron opiniones de lo más sabroso e interesante y también se observó que dentro del grupo existen quienes defienden y defenderán su postura a capa y espada. Ahora el profesor no sentía solamente alivio sino que estaba invadido por el entusiasmo, pues quien es capaz de expresar su posición es capaz de emitir una pro-posición. La diferencia respecto de primera controversia es que lo segundo no les pasó desapercibido a los alumnos y que si algunos siguieron callados fue para no dar color, pues en cada mini debate hicieron acto de presencia el azul, el amarillo y el tricolor.
Había que dar un paso más y se dio, aseverando que los derechos humanos son una deuda: “algo debido”. Derechos Humanos es algo que de alguna forma es ‘derecho’ (algo que es debido y exigible, y  que a la vez afecta radicalmente al hombre por ser hombre). Se trata de algo debido cuya carencia o disfrute condiciona seriamente el propio desarrollo humano.
Fue todo un espectáculo observar en los ojos de algunos alumnos la alegría del despertar de los ideales de justicia que en su corazón se hallaban adormecidos y también en los ojos de algunos otros, los avejentados antes de cumplir siquiera treinta años, la tristeza de haber claudicado. No era el momento oportuno, pero, a estos últimos, se les quería recitar el poema conocido de Mario Benedetti, aquel hermoso poema de amistad:

No te rindas
No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras,
enterrar tus miedos,
liberar el lastre,
retomar el vuelo.
 
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros
y destapar el cielo.
 
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero,
porque existe el vino y el amor, es cierto;
porque no hay heridas que no cure el tiempo.
 
Abrir las puertas,
quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa,
ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.
 
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños
porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento;
porque no estás solo, porque yo te quiero.


No obstante, la justificación del curso no podía concluir en la poesía, había que enunciar el principio paradigmático del curso y se aseveró que los derechos humanos pueden y deben alcanzar una perspectiva y una validez universal. Aquí, sin dar oportunidad a otra discusión, el tiempo ya no lo permitía, se agregó: Para que esta universalización pueda ser correcta y realizable es necesario contextualizar la reflexión desde una triple cuestión: ¿Desde dónde se consideran? ¿Para quién se proclaman? ¿Para qué se proclaman?
Había quedado establecido, aunque no en claro, que el eje de las respuestas estaba constituido por las mayorías populares y los pueblos oprimidos. De aquí que se recogiera la pregunta y la respuesta del autor elegido: ¿Qué son estas mayorías populares y pueblos oprimidos que están dinamizando la pregunta teórica y la dirección ética y práctica de la misma?
Son aquellas mayorías de la humanidad que vive en niveles que apenas puede satisfacer las necesidades básicas fundamentales. (Se afirmó también que algunas necesidades elementales o primordiales son por ejemplo: alimento, vestido, vivienda, salud, descanso.
Una segunda característica de las mayorías populares se hizo radicar en aquellas mayorías que no están en condición de desposeídas por leyes naturales o por desidia personal o grupal sino por ordenamientos sociales históricos que les han situado en posición estrictamente privativa y no meramente carencial de lo que le es debido. (Justo es reconocer que aquí no se pudo evitar otro mini debate sobre el hecho de que en las sociedades humanas sí había quienes se encontraban en condiciones deplorables por desidiosos).
Finalmente una tercera característica, aquellas mayorías que no solo llevan un nivel material de vida que no les permite un suficiente desarrollo humano y que no gozan de manera equitativa de los recursos hoy disponibles en la humanidad, sino que se encuentran marginados frente a unas minorías elitistas, que siendo la menor parte de la humanidad utilizan en su provecho inmediato la mayor parte de los recursos disponibles (Zaffaroni, 2003).

A manera de conclusión

La posición del profesor sobre los Derechos Humanos se le dio a conocer a los alumnos mediante la lectura de un documento de su autoría. Por los comentarios que suscitó dicha lectura, el profesor pudo caer en la cuenta de que durante el desenvolvimiento del curso no se le separaría del pensamiento de Ignacio Ellacuría, aunque haya serias y notables diferencias, pero estos son los gajes del oficio de la docencia.


Bibliografía



Senet De Frutos, J. A. (1998). Ellacuría y los Derechos Humanos. Bilbao: Editorial Desclée de Brouer, S. A.

Zaffaroni, E. R. (2003). Criminología. Aproximación desde un margen. Bogotá: Editorial Temis.




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