Comenzar por el principio

¿Qué es un principio? Principio es aquello de donde de alguna manera una cosa precede en cuanto al ser, al acontecer o al conocer.

Al retomar el Blog en este año 2015, no se pretenderá reanudar las Entradas, los nudos en cualquier parte se ven feos. Por lo tanto, habrá que comenzar por el principio. Sin embargo, en materia jurídico-penal y desde el 2008 en México, se elevaron a rango constitucional cinco posibilidades para comenzar, esto es, no se trata de memorizar los principios constitucionales (aun cuando sea necesario pensar en ellos, pues ninguno puede prescindir de los otros). El reto es elegir por cuál de ellos iniciar.

El autor del blog se ha construido una respuesta que, en su opinión, tiene validez tanto para el derecho sustantivo penal cuanto para el derecho procesal penal. Se sostiene que cada profesión jurídica y cada profesión relacionada con el proceso penal, elegirá comenzar por el principio más acorde a sus tareas profesionales.

De tal manera que el juez elegirá el principio de inmediación, ya que en todas las audiencias, la preliminares y la de juicio, él estará presente. El fiscal o acusador (habrá que empezar a borrar el nombre de “Agente del Ministerio Público”) seleccionará el principio de concentración, pues es en la audiencia de juicio en donde se desahogan las pruebas que él presente y solamente se considerarán como tales, aquellas que sean presentadas en dicha audiencia. Además, el juez no podrá efectuar ninguna audiencia sin que estén presentes las dos partes, que son el acusado y su abogado, y la víctima y el acusador o fiscal.

Por su parte, el abogado defensor elegirá para comenzar el principio de contradicción, ya que en todas las audiencias las partes estarán en igualdad de condiciones para conocer de viva voz  las pruebas y argumentos de la parte contraria y presentar los propios también oralmente. Este principio es nuclear para que los juicios de lo criminal sean equitativos.

Poca importancia se le otorga al administrador, ya que la administración burocrática se considera como una función de apoyo. No obstante, de hecho, la importancia de este profesionista es mayúscula (bastaría verificarlo revisando la porción del presupuesto público que se destina a la burocracia en las instancias judiciales o de procuración de justicia). Pues bien, el administrador optaría por el principio de continuidad, ya que –en buena medida- de la aplicación de este principio depende el acercarse un poco siquiera al ideal de una justicia pronta y expedita.

El comunicador social elegirá el principio de publicidad no solo bajo el entendido de que las audiencias son públicas, porque podrán asistir a ellas las personas  que lo deseen y son legión aquellos que preferirían excluir al este profesionista de las salas de juicio; sino que el comunicador social comenzará por aquí, ya que comprende que con este principio viene enredada la transparencia de los juicios orales. En su momento, habrá que acudir a las leyes de acceso a la información para explicar, entender y aplicar dicha legislación.

Si se habla de comenzar por el principio, esto es en atención a ciertos propósitos que se corresponden con el objeto del proceso penal. El juez construye su teoría del caso, aspecto fáctico, jurídico y probatorio; efectúa su valoración, dicta su fallo y formula la sentencia para, finalmente, supervisar la ejecución de la misma.

El abogado fiscal o acusador construye su teoría del caso, aspecto fáctico, jurídico y probatorio; con miras a procurar que el culpable no quede impune y que los daños causados por el delito se reparen. El abogado defensor también construye su teoría del caso en el orden fáctico, jurídico y probatorio; con la finalidad de proteger al inocente. El administrador persigue la eficacia y la eficiencia en todo proceso penal. El comunicador social, al menos en los noticieros, busca que la noticia sea veraz, exacta, interesante, completa, sencilla, breve y rápida.

El desafío es transformar esas finalidades en realidad sociales.